• facebook
  • Twitter

Cementerio indio en Jujuy. Las montañas naranjas lo envuelven todo. Ella tiene una pollera blanca y una remera amarilla, el pelo castaño claro largo suelto, él la sigue a unos metros recorriendo en silencio con cierto respeto en las alturas donde los espíritus duermen. Mira una piedra blanca que le llama la atención por su suavidad, la toma en su mano y la guarda en su bolsillo. Se miran…Comienzan a descender por la montaña por un camino de tierra hasta llegar a la ruta con un sol que es abrazador. Se encuentran con el efecto del espejismo de la ruta. En completa soledad caminan al costado del camino. Él se da vuelta y ve a lo lejos a una vieja camioneta Ranchera que se aproxima. Cuando está más cerca de ellos le indica que se detenga. La camioneta frena unos metros más delante y corren contentos. Es una pareja de lugareños que va hasta el centro de la Ciudad. Entran y se sientan en el asiento trasero de cuero desgastado de la ranchera. Sienten un cansancio relajante luego de descender de las alturas. Se miran intensamente, se dan la mano y continúan viajando juntos, ambos mirando el paisaje por la ventanilla. En el centro de la Ciudad lo espera el padre de la chica. Se abrazan. Antes de despedirse, él saca de su bolsillo la piedra blanca que recogió en la altura del cementerio indio y se la regala como símbolo del espíritu que los unió en ese silencio inmenso. Seguro se volverán a ver.  

Pin It on Pinterest

Share This