En el transcurso de la charla puede conocer estas 3 historias conmovedoras:
1. Soledad García Quiroga, siempre se vincula amorosamente, no sabe hacerlo de otro modo. Pienso que así se hacía la revolución en los 70. Cuando la conocí para el documental Brujas del Cordobazo me ofreció un Wiskysito así como quien no quiere la cosa. Eran las 3 de la tarde, y como soy educado no daba para rechazar la gentil oferta. Fueron varios los tragos, la cosa se puso picante, de hecho parte de esa charla quedo registrada en la película, si ven el documental notarán que una parte de la entrevista Soledad sale con el pelo gris y en otra parte fuxia. Esa entrevista tuvo fragmentos imperdibles que no podían ser obviados aunque perdiera continuidad. Soledadedelveis Garcia contó cuando fue secuestrada y torturada durante la dictadura cívico militar. En la cárcel un guardia se le acercó y le dijo: – ¿vos conoces a Eduardo? Refiriéndose a Eduardo Requena un gran referente militante de la educación. Si contestó Soledad ilusionada. Bueno ya no está más le dijo el milico y así se enteró de la muerte de su gran amor. Sole escribió un poema que aún conserva en papel con su puño y letra. Me quede pensando en lo que sucede cuando a una pareja que se encuentra en el estado más puro del enamoramiento inicial y un cimbronazo despiadado lo congela en el tiempo para siempre.
A Soledad le digo siempre que ella es de acero inolvidable.
2. En esa misma reunión fue emocionante conocer a la Mendocina Silvia Ontivero, llamada “la Jupi”, por su buen humor en la cárcel. Sufrió lo mismo que Soledad. Silvia contó como los militares con una maldad incomprensible decidieron festejar el día de la Vendimia apilando a sus compañeros de prisión en un calabozo uno arriba del otro. Jupi aún recuerda como su amigo en su agonía murmuraba: “mamí tráeme sopa” antes de morir aplastado…
Me quedé muy conmovido pensando. ¿Cómo se puede ser tan sádico e infringir tanto dolor?. Silvia pareció leerme la mente porque me respondió. “Es lo mismo que explicó Ana Harent en la Alemania Nazi. Eran personas muy brutas que se les lavó la cabeza convenciéndolos que éramos Comunistas malvados y de esa manera justificaron tamaña perversidad. Por eso no debemos olvidar lo que sucedió por que el ser humano es muy frágil ante el miedo y puede volver a suceder aunque no lo podamos creer”.
3. Hablando de cosas increíbles. La Pandemia del COVID nos llevó a un mundo distópico que nunca imaginamos que podía suceder. Creo que no alcanzamos a dimensionar aun lo que significó. No nos permitimos evaluar lo que nos pasó, porque la vida sigue y no hay tiempo para quedarnos en el dolor. La abrumadora realidad no nos permite detenernos, pero a veces es bueno reflexionar para estar más preparados por que la vida es circular y esto va a volver a suceder de manera distinta pero seguramente volverá.
En el Taller que brindó mi amigo Victor Mochkofsky ,juntaron a doctores, enfermeras, maestras, personal administrativo, los considerados “esenciales”, para hablar sobre las consecuencias que trajo el COVID. “Es como si hubiéramos estado en una guerra” manifestó una de las participantes. Otra de las mujeres del grupo, doctora y madre soltera, se animó a contar que en medio de la pandemia se enteró que el gran amor de su vida a quien no volvió a ver luego de su separación, había muerto de COVID. “Me dolió mucho, no despedirme” comentó la doctora. Ese vacío por no haberle dicho lo que sentía la acompañó durante toda la pandemia. Hasta que recibió un llamado de una mujer que le dijo: “Vos no me conoces, en realidad yo tampoco pero mi marido sí. En realidad mi ex marido, siempre te mencionaba con mucho cariño. Sé que no tuvo tiempo de despedirse. Tampoco yo ni nuestros hijos pudieron hacerlo por las restricciones del COVID. Eso es lo más trágico de todo esto. No solo la muerte sino la soledad en que murió”. La mujer al teléfono continuó: “Si no te molesta, me gustaría conocerte e invitarte un café”.
La doctora contó que lo vivió con el mismo nerviosismo que hubiera tenido si se juntaba con su ex. El encuentro fue bello y amoroso. Ambas lloraron y se abrazaron. Quedaron en volverse a ver para conocer a sus respectivos hijos.
Hoy las dos mujeres viven en el mismo barrio. Crían a sus hijas juntas y son amigas inseparables. “No sé si eso sucederá entre hombres” comentó la mujer durante la charla.
Así fue como pude ser testigo de estas charlas sanadoras. Que nos ayudan a recordar, aprender, emocionarnos, sentirnos vivos y que estas historias no mueran.