Andy Cilley protagonizó un emblemático comercial de cigarrillos de Phillips Morris de principios de los años ‘90, hoy 30 años después nos cuenta sobre su vida, con varios giros cinematográficos.

Una chica sale de su departamento y se le cierra la puerta. Pide ayuda a un vecino. Juntos emprenden un arriesgado camino cruzando por el tejado para lograr entrar por la ventana. No lo consiguen, la llave estaba en la etiqueta de cigarrillos. 

“No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió”, como bien dice Joaquín Sabina. Pero el daño ya estaba hecho. Los publicistas lo saben muy bien. El ser humano recuerda mejor lo que pasa por el filtro de las emociones. Y difícilmente pueda olvidarse aquella seguidilla de publicidades que reforzaban el “placer de fumar” con el mágico momento donde un chico y una chica se encuentran e inician algo. A fines de los años ’80, Phillips Morris inició una serie de publicidades muy bien narradas, con un excelente lenguaje cinematográfico dirigido por Alfredo Stuart, amalgamadas con la música de Eddie Sierra. Un icono musical del romanticismo de aquella época.

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En esta serie de entrevistas nos propusimos como si fuéramos detectives, averiguar sobre qué fue de la vida de esas personas que aparecían en las publicidades de otrora. En nuestro primer descubrimiento, LA VOZ DEL INTERIOR publicó la historia de Rebecca Kramer con quién conversamos desde la ciudad de Londres. https://vos.lavoz.com.ar/tv/la-historia-de-la-cordobesa-rebecca-kramer-de-una-publicidad-historica-a-empresaria-en-londres

En esta segunda entrevista, aún más difícil, el desafío fue encontrar a esa chica que andaba por los techos. Parecía que se la había tragado la tierra. Finalmente pudimos contactar con Andy Cilley y retomar la pregunta inicial: ¿Qué fue de la vida de Andy Cilley?

¿Andy como influyó en tu vida esa publicidad? ¿Pasaron 30 años como continuó tu vida?

Andy Cilley: Esta es la primera vez que me entrevistan después de 30 años. En realidad una vez me hicieron una nota pero por que se rumoreaba que había muerto y tuve que salir a desmentirlo, pero fuera de eso nunca más hice una nota. Y no porque no tuviera oportunidades, sino porque simplemente no me interesaba ese mundo. Es más llegué a esa publicidad por pura casualidad y por hacerle la gamba a un amigo. Carlos Gonzales era el dueño de una productora que recién iniciaba y me pidió si podía participar de una publicidad. Necesitaban caras nuevas. Inmediatamente le dije que no. Me muerdo de vergüenza le dije. No era modelo. En ese momento trabajaba en la empresa de ropa y marroquinería Hendy ubicada entre las calles Rodríguez Peña y Arenales. Carlos me insistía, que le diera una mano. Entonces accedí. Yo me estaba yendo de vacaciones con mi amiga onda mochilera a Búzios, así fue que hice el Casting y me fui, no deje mi teléfono ni nada. Salí elegida. Me buscaron por todos lados pero yo ya estaba en Brasil. Finalmente me lograron encontrar. Había llegado hace dos días. No había forma que volviera. Al final lo hice por él, por mi amigo. A cambio les pedí que me pagaran el pasaje de ida y vuelta.

¿Cómo fue la producción de la Publicidad?

Andy Cilley: Como te comenté soy súper vergonzosa así que pedí que mientras menos gente hubiera mejor. Fueron muy respetuosos y profesionales. La dirección estaba a cargo de Alfredo Stuart. Tan bien me fue que después de esa publicidad estuve 5 años de novia con Alfredo. Me llevó a mi casa, luego salimos a comer y una cosa fue llevando a la otra y cuando termino el rodaje ya estábamos saliendo. Me acuerdo que la llame a mi amiga que estaba esperándome y le dije: no puedo ir – Mi amiga me quería matar- La realidad es que me enamoré.

Alfredo siempre fue un señor con todas las letras, un capo. Una de las cosas que me enamoró fue ver cómo era con sus hijas. Una de ellas es la actriz Jazmín Stuart.  Después nos separamos y no lo volví a ver. Lo recuerdo como una gran persona. Así que mira si fue importante esa publicidad para mí.

¿Pero a nivel profesional te abrió algunas puertas o como decís no querías saber nada?

Andy Cilley: La verdad es que la pasé pésimo, ahí te das cuenta lo que es la fama. No sé por qué tuvo tanta repercusión, pero entraba en algún lugar y todo el mundo te mira, te chiflan, te gritan cosas lindas y cosas feas. “Boluda te dejaste las llaves”, una especie de acoso. Yo solo quería que pasara el furor de la publicidad. Rechacé muchas ofertas. Todas las chicas me criticaban pero yo era anti todo. Para mí era un sufrimiento. Te confieso que también me daba un poco de celos, ya que si Alfredo me había conocido durante un rodaje, también podía conocer a otra mujer. Finalmente me separé de Alfredo. Seguí trabajando hasta los 28 años en Hendy. Justo cuando conocí al padre de mis hijos.

¿Siempre fuiste independiente y trabajaste de muy joven?

Andy Cilley: Nací en Estados Unidos. Mi papá a los 18 años se fue de viaje en motocicleta hasta Nueva York, un busca vida, conoció a mi mamá que vivía en el Bronx. A los 10 años mi papa se separó de mi mamá, me trajo a Argentina, me dejo en un colegio internado y se volvió. Así que un poco me crie sola. Muy desarraigada. No es que me abandonara o si, pero la verdad es que mi mamá terminó en un psiquiátrico y luego murió. Fue su forma de cuidarme. Los fines de semana me venía a buscar mi abuela o alguna tía, pero yo prefería quedarme en el St.Hilda’s College. Mi papá no quería volver a la Argentina. Finalmente logró instalar una empresa de pintura y le fue bastante bien.

Luego volvió a la Argentina, se puso un criadero de perros, muy hippie, dormía con los perros en su cama, era un desastre. Murió hace solo dos meses. Los últimos tiempos de su vida lo cuide, estuvo en mi casa. Pero por mucho tiempo nos llevamos muy mal. Al final lo pude perdonar. Con el tiempo uno llega a entender que cada uno hace lo que puede con su vida.

¿Cómo siguió tu vida? ¿Contaste que tuviste hijos?

Andy Cilley: Si tengo dos hijos un de 23 y otro de 17 años. Me case con un jugador profesional de Polo. Es otro mundo. Te la pasas viajando, 9 meses afuera. Vivíamos en Inglaterra, Francia, España, Estados Unidos. Filipinas, Chile. Suena lindo pero terminas siendo nómade, no podes planificar nada estable. No es lo que muchos creen que es un mundo careta. No todos tienen plata o viven del dinero de sus padres. La mayoría se hace de abajo, trabajando de petizero. Es un negocio complejo porque te contratan multimillonarios, Jeques, gente de la realeza, el Príncipe Carlos, Harry por ejemplo. Ellos juegan para hacer negocios pero casi no la tocan. En cambio los que juegan, los que tienen un hándicap alto, esos si tienen que trabajar y no todos llegan. Tenes que ser muy bueno. Hay gente muy humilde y de buen corazón. Mi ex marido es una de ellos, salvo por qué me dejo por su ex novia de la infancia. Me separé el año pasado. Fue bastante traumático.

¿Sos fumadora?

Andy Cilley: Fumo desde los 14 años, así que es muy difícil dejar y más ahora que pasé por situaciones difíciles, la separación, la muerte de mi viejo. Además en cuarentena es imposible. Lo peor ya paso. Si no fuera por el trabajo con los perros estaría en el fondo, en el fondo del océano índico. Eso me llena el alma.

¿Cómo es el trabajo solidario que realizas con los perros?

Andy Cilley: Tenemos una organización que ayuda a recuperar y adoptar perros de la calle. Siempre me gustaron los perros. Tengo 11 perros que viven conmigo. Todo empezó hace 7 años más o menos, yo pasaba todos los días por una casilla de guardia de seguridad de un barrio y veía a dos perros juntos, un macho y una hembra. Un día un auto atropelló al perro y murió. Yo pasaba y veía que la hembra estaba triste, escondida y el guardia me dijo que no comía que se estaba dejando morir. Me dio mucha tristeza y la adopté, la cuidé, le di de comer hasta que se recuperó y de ahí en más comencé con esta iniciativa.

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¿Heredaste eso de tu padre?

Andy Cilley: Un poco que sí, pero mi trabajo no es de criadero, es en el día a día para con los perros de la calle. Si nos buscas en Facebook o instagram – Adoptame Zona Norte-, nos encontrás. Nos restringimos a esa zona porque no podemos abarcar todo. Es mucho trabajo, a pulmón, poniendo plata de nuestro bolsillo. Pero la verdad es que me hace muy feliz. Muchos me dicen: ¿Que te preocupas tanto por un perro, si hay gente que se muere de hambre? Una cosa no quita lo otro, no es que no me interese la gente, pero me gusta cuidar a perros abandonados, enfermos, heridos, me hace bien verlos recuperados y encontrarles una familia. ¿Qué tiene de malo? Salirse de uno, ayudar a otros, conectarse con otros es una buena forma de ayudarnos a nosotros mismos, ¿no? 

Gracias Andy Cilley por compartir tu historia, que rompe con muchos prejuicios sobre lo que la gente se imagina de otras realidades.

Nos enseña que detrás de estos modelos de ficción, hay una persona con sus alegrías y sus tristezas, con su familia y su historia como cualquier otro ser humano. Como me gusta decir, nuestra identidad se conforma de las historias que nos contaron y nos contamos de nosotros mismos.

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