Un amigo (Alfredo Edye) me contó que en el Museo del Mañana en Rio de Janeiro hay una pieza Australiana de madera y pigmento que es un instrumento musical llamado la Churinga y que sirve para contar historias.
La utilidad de La Churinga es simbólica. En las tribus aborígenes australianas, los ancianos relatan a los más jóvenes aquellas historias, mitos y leyendas que conforman el corazón de su cultura mientras suenan las Churingas. Cualquier conocimiento, en el fondo, consiste en contar una historia hecha por muchas manos. Al narrar historias, no solo recordamos lo vivido, sino que también forjamos lo que está por venir. Desde que surgiera la especie humana, hemos venido utilizando diferentes herramientas con el fin de transformar el mundo y adaptarlo a nuestra presencia.
De esta forma, la churinga que se exhibe en el museo representa la propia continuidad del conocimiento, es decir, de la identidad de un pueblo y su cultura, conectando así, el pasado y el futuro de esa sociedad. Un puente entre el pasado y el futuro que vendrá. El sueño que todos compartimos: el de construir juntos el mañanas que deseamos.
Este texto extraído del mismo Museo del Mañana me recuerda al filósofo alemán Walter Benjamin, sobre el concepto de historia y la importancia de contar historias.
Benjamin sueña con imágenes: pasado y presente parecen unirse en una constelación, a través de la cual se genera una relación dialéctica, de salto. Un tiempo que en cada instante nos permita apelar a un pasado no cerrado y a partir de ello, abrir el tiempo presente y por ende también futuro. Benjamin nos acercará a pensar una historia, ya no concebida como clausurante o cerrada, sino como inconclusa, abierta, generadora así de representaciones que abran el debate, propiciando nuevos cuestionamientos e investigaciones que en vez de ser temidas o prefiguradas negativamente, pueden ser apreciadas como potencialmente liberadoras.
Las historias como elemento de transmisión de la cultura, de reflexión y transformación configuran un puente entre el pasado y el futuro. Son historias que nos movilizan y nos emocionan. Se trata de volver un poco a los orígenes, a la forma más primitiva de contar historias, alrededor del fuego.