Quise seguir haciendo eso que me hacía tan bien y así fue comencé a hacer documentales sobre temáticas sociales como una forma de seguir viajando. Mi sistema de trabajo lo aprendí del viaje. Interesarse por los otros, explorar, dejarse sorprender, experimentar el mundo y conservar el espíritu de aventura, ya sea viajando lejos o a la vuelta de la esquina.

Viajar es ser parte del tiempo, fluir en el espacio y despojarse de lo conocido para adentrarse en el otro. Todo viaje transforma, consciente o inconscientemente lleva una búsqueda. Es trasladarse no sólo en las coordenadas espaciales, en las del tiempo, sino también en las coordenadas del alma. Todo viaje se completa cuando el relato de las experiencias es compartido en este caso a través de los documentales.

Partimos de la premisa que viajar de la manera que lo hacemos permite romper prejuicios, formas arraigadas de pensar, o modos que hacen que el otro se transforme en un enemigo o potencial competidor movidos por el miedo. Miedo a lo desconocido, al otro y por el contrario conocer otras culturas que permiten un respeto e intercambio de culturas que nos hace más humanos y respetuosos de la diversidad. Utilizamos el concepto de Realismo Extendido como lo hacía el escritor Julio Cortázar, que también podría llevarse al realismo mágico de Gabriel García Márquez, en el sentido de lo que filmamos no es objetivo sino que se va distorsionando con los recuerdos, creencias, los sentidos y lo que nos sorprende y saca de lo cotidiano para abrirnos la cabeza y permitirnos crecer con lo fantástico e increíble.

Al apuntar la cámara hacia los sectores menos visibles de la sociedad nos permitirá diversificar voces y brindar contenidos enriquecedores a nivel social. Utilizar la comunicación audiovisual como un medio para pensar y entender que existen historias que escapan a la urgencia de los medios, pero válidas de ser contadas, y que a través de ellas se puede ampliar la visión del mundo circundante.

Andres Dunayevich

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